Asociación para la agricultura biodinámica en españa

EL 13 DE ENERO DE 1.923, RUDOLF STEINER PRONOSTICÓ

SOBRE LAS VACAS LOCAS

La agricultura biodinámica surgió a partir de ocho conferencias dadas por Rudolf Steiner en 1.924, en Koberwizt, Silesia. El término “Biodinámico” fue aplicado por las personas que asistieron a las conferencias y que procedieron a poner en marcha el contenido de las mismas. El “Curso de Agricultura” como se le conoce usualmente, fue impartido a varios agricultores prácticos y experimentados, algunos de los cuales habían advertido años atrás una creciente degeneración de semillas y plantas, estos se dirigieron a Rudolf Steiner en pos de consejo.

¿Qué debía hacerse para terminar con éste fenómeno que afectaba progresivamente a la calidad de las semillas y del alimento?,

fue la pregunta que le formularon. Lo que dijo Rudolf Steiner en esas ocho conferencias fue la respuesta a esta y otras preguntas planteadas y es el pilar sobre el que se fundamenta el método de cultivo biológico dinámico, cuya finalidad es restaurar, mantener y aumentar la vitalidad y la fertilidad de la Tierra, y al hacerlo así producir alimentos de valor nutritivo más elevado, para suscitar una intuición cada vez más refinada en quienes de ellos se alimentan.

A continuación reproducimos un fragmento de otra conferencia de Rudolf  Steiner dada el 13 de enero de 1.923 en Dornach, (Suiza).  Nuestra  intención es arrojar un poco de luz sobre el denominado “mal de las vacas locas”.

…Bien saben ustedes que existen animales que se comportan como vegetarianos sin tacha. Ciertos animales no comen carne.

  Tomemos el ejemplo de nuestras vacas, que no comen carne. Los caballos tampoco tienen avidez por la carne, sólo comen vegetales.

  Así pues, hay que darse cuenta de que el animal no se conforma con engullir el alimento, sino que también se desembaraza permanentemente de lo que se halla en su cuerpo. Ustedes saben, por ejemplo, que los pájaros mudan sus plumas. Pierden su plumaje y lo tienen que sustituir por nuevas plumas. Saben que los ciervos pierden sus cuernas. Ustedes mismos, después de cortarse las uñas comprueban que crecen. Pero lo que aparece en estos casos de modo tan visible, ¡se desarrolla de forma constante! Eliminamos continuamente nuestra piel. Ya lo he comentado antes. Y en el espacio de siete u ocho años hemos eliminado todo nuestro cuerpo, lo hemos sustituido por un cuerpo nuevo. En los animales ocurre lo mismo.

  Detengámonos un poco en una vaca o un buey: algunos años más tarde, la carne que está en él ha cambiado completamente. En el ser humano la situación es un poco diferente respecto a la del buey: la regeneración es más rápida en el buey. Por tanto su carne está regenerada. ¿Pero qué hay en el origen de esta carne? Eso es lo que deben ustedes preguntar. En su origen hay materias vegetales puras. El mismo bóvido produce su carne a partir de materias vegetales. Esto es lo más importante de lo que hay que darse cuenta. Por tanto el cuerpo animal es capaz de transformar los vegetales en carne. Ustedes pueden cocer una col tanto tiempo como quieran, pero no obtendrán carne. Poniendo la col en la sartén o en la cazuela, no se transformará en carne más de lo que lo hará un pastel. Por tanto no hay técnica que permita esta transformación. En resumen, lo que no puede hacer la técnica, se hace en el cuerpo del animal. En el cuerpo del animal simplemente se produce carne. Pero las fuerzas necesarias para esta operación deben hallarse previamente en el cuerpo. Entre todas las fuerzas de la técnica de que disponemos, no están las que permiten transformar los vegetales en carne. No las tenemos. Por tanto nuestro cuerpo y el cuerpo del animal contienen las fuerzas capaces de transformar las sustancias vegetales, los materiales vegetales, en materiales cárnicos.

  Vean una planta. Se halla en un campo o en un prado. Hasta ahora las fuerzas han actuado, han hecho crecer las hojas verdes, las bayas, etc. Supongan que una vaca come esta planta. Una vaca o un buey que la coma la transformará en carne. Esto significa que el buey posee las fuerzas que le permiten transformar la planta en carne.

  Imaginen que al buey le entran ganas de decir: <<Ya he paseado bastante y de no hacer sino arrancar estas hierbas. Otro animal lo podría hacer por mí. ¡Me voy a comer a este animal!>> Y el buey se pone a comer carne. ¡Sin embargo es capaz de fabricar por sí mismo carne! Él dispone de las fuerzas que se lo permiten.

  ¿Qué pasaría si en vez de vegetales el buey se pusiera a comer carne? Pues que todas las fuerzas que podrían producir la carne en él se hallarían ociosas. Tomen cualquier fábrica que produzca cualquier cosa y supongan que no produce nada, pero que ponen toda la fábrica en marcha. Imaginen el despilfarro de fuerzas que podría haber. Se desperdiciaría una fuerza considerable. Pues bien, la fuerza que se despilfarra en el cuerpo del animal no se puede disipar así como así. Al buey le desborda esta fuerza, ella hace en él otra cosa que transformar en materiales cárnicos los materiales vegetales. Esta fuerza mora, está ahí, pero actúa de otro modo en él. y lo que hace en él produce todo tipo de desechos. En vez de carne, fabricaría sustancias perjudiciales. El buey se llenaría de todo tipo de materiales perjudiciales fabricados, si se convirtiera repentinamente en carnívoro. Se llenaría particularmente de ácido úrico y urato.

  El urato tiene costumbres particulares: debilidad por el sistema nervioso y el cerebro. Si el buey comiese directamente carne, resultaría una secreción de urato en cantidad enorme, el urato iría al cerebro y el buey enloquecería. Si podemos experimentar con alimentar todo un rebaño de bueyes dándoles de repente palomas, obtendríamos un rebaño de bueyes completamente locos. Eso es lo que pasaría. A pesar de la dulzura de las palomas, LOS BUEYES SE VOLVERÍAN  LOCOS…

De la Gran Importancia de los Cuernos en las Vacas

Al parecer ya nadie se extraña al ver una vaca sin cuernos, las grandes multinacionales del sector lácteo se han encargado de potenciar esta imagen, a través de la publicidad en camiones, cartones de leche, anuncios de televisión,… de echo ya han logrado que muchas personas crean que se trata de una raza de vacas sin cuernos de lo más natural, pero eso no es cierto. Se trata de una práctica antinatural de consecuencias graves para la salud de las vacas a largo plazo. La única justificación de esta práctica de aplicar ácido en la cabeza de las terneras, solo tiene cabida en esas macro granjas antinaturales de espacio reducido, donde se producen muchos accidentes entre los animales, o para que las vacas puedan meter la cabeza en los estrechos comederos. En las granjas biodinámicas las vacas crecen con unos hermosos cuernos, generalmente orientados hacia el cielo estrellado. En una ocasión llegó a una granja biodinámica una vaca con cuernos raquíticos y deformes, sus cuernos nunca llegaron a ser normales, pero las terneras que nacieron de ésta, desarrollaron de nuevo unos cuernos sanos y totalmente normales. También hemos podido observar que algunas vacas desarrollan los cuernos con una orientación hacia el suelo, esto es debido a que están demasiado tiempo en el establo cerradas, separadas del entorno natural.

En el Calendario de siembras del año 2000, en la página 6, María Thun hace un llamamiento a la conciencia en los siguientes términos:

En muchas de las culturas antiguas, la vaca o el toro eran consideraos animales sagrados y se les trataba como tales. Se veía la vaca como manifestación en la Tierra de la constelación de Tauro. En nuestros tiempos ya no existe este tipo de culto.

El ternero conserva todavía la cabeza lisa. Después empieza a desarrollar dos protuberancias en la frente, al igual que ocurre en el proceso de crecimiento de una planta. Presiona la piel hacia arriba y la engrosa formando los cuernos. En el cuerno actúan fuerzas creadoras vivas. Siguiendo los consejos de Rudolf Steiner, los utilizamos para elaborar los preparados biodinámicos para pulverizar (el preparado de boñiga y el preparado de sílice).                                         

Deberíamos preguntarnos por qué ninguna asociación protectora de animales combate el descornado de las vacas. Con su estiércol mantenemos la tierra fértil y en la leche nos donan un alimento refinado.

En la página 10 del Calendario de 2002, de nuevo hace un comentario de interés:

El año 2000 pasará ignominiosamente a la historia de la humanidad europea por el trato brutal del hombre al animal, sobre todo a las vacas.

Desde el otoño de 2000 hemos recibido muchas consultas referentes a las vacas por parte de los lectores.

En nuestra agricultura seguimos las indicaciones del “Curso de agricultura” de Rudolf Steiner, a partir del cual se desarrollará la agricultura biodinámica. Consultamos de nuevo sus explicaciones sobre las vacas para llegar a una conclusión. Aquí se habla de la vaca detalladamente bajo el aspecto de su variado aparato digestivo y también en relación con los planetas de nuestro sistema solar y de la organización de ahí resultante para su digestión.

Recordemos los pueblos de la Antigüedad para los que la vaca era un ser sagrado. Actualmente, para los llamados expertos, la vaca es una máquina de hacer leche.

Ya en 1923, es decir antes del “Curso de agricultura” de Steiner, encontramos indicaciones de Rudolf Steiner que hablan de la situación actual: Si tuviésemos la idea de alimentar a las vacas con carne, los animales podrían volverse locos. Llega tal cantidad de ácido úrico y uratos al cerebro del animal, que puede volver loca a la vaca. En el mismo año, trata otro tema  en su “Curso de agricultura”: Hay energías en el aparato digestivo de la vaca que ascienden a la cabeza. El cuerno tiene la capacidad de rebotar esas fuerzas, por eso el estiércol de vaca es un abono ideal. ¿Qué sucede cuando se descuerna a los animales, una práctica que es corriente desde hace 40 años? éste es el primer delito contra este animal.

A raíz de los sucesos de los últimos años aparece la epidemia de la fiebre aftosa y de nuevo empiezan las muertes. En el año 1923, Rudolf Steiner condena la actuación de la ciencia en la práctica para obtener mayores cantidades de leche a través de la alimentación de las vacas. en aquel entonces hace referencia a la aparición de la fiebre aftosa, indicando además, que en estos casos los medios homeopáticos no ayudarían.

Hace décadas cuando apareció esta enfermedad se vacunaba, pero esta práctica se rechaza actualmente por los políticos. En los últimos años se ha acabado con los pequeños campesinos, apoyando las grandes granjas de animales. Todas las disposiciones que se extienden por toda Europa traen la decadencia. Son pura burocracia, que no entienden lo “esencial”. ¿Dónde queda el respeto a la creación y, por tanto, a los animales, que han sido confiados al hombre?

Con el paso de los años, me vuelven recuerdos de la infancia. Después de no poder dormir varias noches por la incineración de animales, me vienen imágenes de mi convivencia en la infancia con nuestras vacas.

Cuando mis hermanos mayores se fueron a aprender una profesión, se me puso como tarea, a parte del colegio, ocuparme de un grupo de vacas desde primavera a otoño. Yo tenía entonces 8 años. En aquel entonces los prados no estaban vallados y había que llevar las vacas con una cuerda a los caminos junto a los bosques y campos para comer. Como máximo yo solo podía hacer esto con 4 vacas.

Cuando salíamos del pueblo, cada vaca tenía una necesidad distinta de hojas de árbol o seto. Ya desde lejos distinguían los avellanos, los abedules, los sauces, las hayas, los tilos y otros árboles de fonda, por los que se sentían atraídas. si una vaca buscaba un roble, se sabía que algo no iba bien con su digestión. si prefería las ramas de abeto, entonces el animal necesitaba su aroma y su sabor para estimular la eliminación de orina. Después de dos horas, el animal se paraba y llenaba tranquilamente un cubo de orina de agradable olor.

Si llevaba las vacas a los caminos de los campos, que lindaban los cultivos de patatas, tiraban de mí hacia las plantas. No se comían la planta de la patata, si no que olían las plantas adventicias: armuelle, álsine, ortiga menor, hierba de octavo, mostaza silvestre, hipérico, fumaria, pie de león, cerraja, linaria, espérgula y otras y las comían. A lo largo de las acequias tomaban un poco de menta, “mädesüss” y angélica y algunos renuevos de acanto. Con todas estas hierbas, los animales se sentían llenos más rápidamente que con solo el pasto de los campos. Su leche era más aromática que la de los animales que comían en su establo, además era más gruesa y la mantequilla salía más dorada.

Al medio día, las vacas se tumbaban en la cama de paja fresca y continuaban rumiando. A menudo me tumbaba junto a las vacas para echarme la siesta. ¿Era sueño o realidad? Hoy ya no se puede comprobar. En las panzas de las vacas aparecían pequeños duendes que ayudaban en la redecilla seleccionando la comida, lo que tenía que rumiarse para la posterior digestión, o lo que se enviaba al estómago. formaban pequeñas bolas y las lanzaban a la boca. Hacían “clac” y las vacas, Meta, Scheck, Rosa, Linde u otras comenzaban a masticar. Cuarenta veces, se trituraba el bocado entre las mandíbulas, se tragaba y los duendes volvían a hacer bolas.

Pero un día, de repente todo fue distinto. Los duendes saltaban como locos en los cuerpos de las vacas y gritaban de una manera que nunca había oído antes. Se había construido un silo y el alimento del silo había producido un desequilibrio en el proceso digestivo. Yo le expliqué a mi padre que las vacas ya no rumiaban como en los paseos por el prado. Entonces se añadió  al forraje del silo, granzas (restos del desgrano de cereales, que son muy ricos en silicio) o paja de avena triturada. Los duendes se alegraron y trabajaban como antes. Lo más importante era sin embrago que la diarrea desapareció.

Si las vacas tienen diarrea, entonces los riñones desbordan el aparato digestivo, el elemento agua empuja a las fuerzas de formación. de éste empuje que desequilibra nacen la mayor parte de las enfermedades.

Más tarde supe a través del profesor Ähnelt, que la comida de silo se saltaba las dos primeras fases de la digestión de la vaca, impidiendo al animal formar bien sus tortas de boñiga. Si hacemos preparados biodinámicos con el estiércol de las vacas, solo serán buenos si utilizamos boñigas consistentes

 

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